
Doña Matilde es una famosa vecina de Altos de Vélez Sarsfield. Y no es para menos: ¡el 26 de noviembre celebró sus 107 años de vida! Pero no solo la conocen por su longevidad: junto a su difunto esposo, Erich, fue protagonista de una historia verdaderamente de película.
Corría el año 1939 y, hasta entonces, la invasión de Alemania a Polonia -hecho que desencadenó la Segunda Guerra Mundial- era solo una noticia lejana para la joven Matilde, cuyos días transcurrían sin mayores sobresaltos en la tranquila localidad de Cruz del Eje.
Hija del político y fundador del diario local La idea, Nicolás Pedernera -quien fuera senador en tiempos de la presidencia de su amigo Illia-, Matilde se dedicaba a dar clases de piano y colaboraba en el periódico: “Ayudaba a doblar y acomodar los diarios”, recuerda hoy con emoción.
La Matilde de esa época no imaginaba que en poco tiempo su vida daría un giro inesperado y la guerra marcaría su destino. Desde La Posta tuvimos el privilegio de conocer detalles asombrosos de esta increíble historia de amor gracias a sus hijos Erich y Alfredo, quienes con mucha pasión y generosidad nos relataron cómo fueron esos momentos que marcaron a la familia.
Hoy “Mati” -como cariñosamente le dicen- celebra y recibe el amor de sus 3 hijos, 7 nietos, 6 bisnietos y de muchas personas que la quieren y admiran.
Historia de un amor: Del Graf Spee a Cruz del Eje
Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, Hans Wilhelm Langsdorff, capitán del acorazado alemán Graf Spee, recibe un sobre con una especial misión: dirigirse hacia el Atlántico y destruir todo buque que abastezca al enemigo, principalmente británicos. Entre septiembre y diciembre de 1939, el Graf Spee hundió nueve buques mercantes, por lo que la Armada Británica comenzó su persecución.

Finalmente, el 13 de diciembre, frente a las costas del Río de La Plata, es alcanzado por tres cruceros británicos, lo que dio comienzo a la Batalla del Río de La Plata, la primera entre alemanes y británicos durante la Segunda Guerra, y la única en territorio sudamericano.
El Graf Spee llevaba a bordo a 1100 marinos alemanes, entre ellos Erich Gnaden, protagonista de esta historia. Con tan solo 19 años, Erich comenzaba a cursar su carrera en la Armada Alemana cuando fue sorprendido por la guerra. En el Graf Spee se desempeñó como servidor de artillería.
En la batalla, el buque alemán dio pelea pero sufrió daños y se vio obligado a entrar al puerto de Montevideo, donde le permitían permanecer unas 72 horas, pocas para hacer las reparaciones necesarias. Obligado a salir a mar abierto, donde esperaban los ingleses, el capitán tomó la dura decisión de hundir el Graf Spee.

Todos sus tripulantes fueron evacuados y enviados a la Argentina como internados de guerra. Luego, desde Buenos Aires se los derivó a distintos puntos del país, custodiados por militares argentinos.
El destino de Erich y de toda su división fue Calamuchita, donde levantaron un campamento en Capilla Vieja, a orillas del río Los Reartes y a pocos kilómetros de Villa General Belgrano. Luego, los marinos fueron invitados a trabajar en la construcción del dique de Cruz del Eje, a cargo de una empresa alemana. Hacia allí partió Erich quien, pese a su juventud, ya se había formado también como carpintero.
Nace un amor
Fueron largas las jornadas de trabajo en una de las obras más grandes realizadas en nuestra provincia. Pero el sacrificio tuvo para Erich su recompensa: en Cruz del Eje cruzó miradas con la joven Matilde, quien se convertiría en el amor de su vida.
Matilde y Erich comenzaron a verse y se pusieron de novios casi en secreto pero no tardaron en “blanquear” su relación.

Hacia fines del 44 ya corrían rumores de que el conflicto bélico estaba llegando a su fin, algo muy esperado pero que presentaba un futuro incierto para la joven pareja: por presiones de Estados Unidos y de Inglaterra, el gobierno argentino le declaró la guerra a Alemania, lo que convertía en prisioneros de guerra a todos los marinos sobrevivientes del Graf Spee. Esto apresuró los planes de boda y el 11 de julio de 1945 se unieron en matrimonio, con el mismísimo doctor Arturo Illia como padrino de boda.
Mati y Erich, tiempos de desafíos y reencuentros
El 2 de septiembre de 1945 terminó la Segunda Guerra Mundial y las potencias aliadas ya ocupaban gran parte de Alemania. Entonces, llegó la temida noticia: Reino Unido reclamó la repatriación de los tripulantes del Graf Spee a Alemania como prisioneros de guerra. Erich no tuvo opción.
Por otro lado, necesitaba saber cuál había sido el destino de sus padres; era hijo único y había perdido contacto con ellos… Imaginemos una época en donde las comunicaciones se realizaban principalmente por carta y en el contexto de la guerra.
Los ingleses permitieron que los marinos alemanes que estaban casados fueran acompañados por sus esposas, aunque en compartimentos del buque separados. Matilde Pedernera de Gnaden no dudó: se preparó para acompañar a su amado, aun sabiendo que el futuro era incierto. Fue una de las 9 mujeres argentinas que acompañaron a sus esposos y hoy es la única sobreviviente de esa aventura.

Seis duros meses permanecieron en un campo de concentración hasta que fueron liberados. Lo positivo: gracias a personal de la Cruz Roja obtuvieron datos de los padres de Erich, ¡estaban vivos! Lograron ubicarlos al sur de Alemania y hubo un emocionante reencuentro.
Regreso a la Argentina
La joven pareja permaneció en Alemania hasta el año 1948. En ese lapso nacieron sus dos hijos mayores: Erich y Alfredo. Pero era dura la vida en la Alemania de posguerra, por lo que la familia decidió regresar a la Argentina y esta vez se instalaron en Córdoba Capital.
Erich consiguió trabajo en una fábrica de muebles mientras Matilde se dedicó al cuidado de sus pequeños hijos. Al tiempo él, como varios de sus camaradas, ingresó a la Fábrica Militar de Aviones. Con mucho esfuerzo, la pareja logró obtener un crédito para comprar la vivienda que es hogar de Matilde hasta el día de hoy.
Pasaron los años y llegó Ana, la tercera hija de la pareja. Erich trabajó en la fábrica durante 20 años mientras que Matilde, con sus hijos ya más independientes, lo hizo en el archivo del Consejo de Educación de la Provincia de Córdoba.
Matilde cumplió 107
Erich regresó a Alemania para jubilarse en su país natal. Hacia allí partió solo y, tiempo después, se le unieron su esposa y Ana, quien tenía por entonces 15 años.
Luego de unos años y cumplido el objetivo, los Gnaden retornaron a la Argentina pero sin Ana, quien decidió quedarse en Berlín, donde vive hasta el día de hoy.
Acá los esperaban muchos afectos, entre familia y amigos. Incluídos marinos compañeros de Erich en el Graf Spee, con quienes se encontraba en el Club Alemán para compartir sus memorias.
Una triste despedida
El matrimonio compartió muchos años de felicidad y llegaron los nietos a quienes contarles sus increíbles vivencias. Lamentablemente, en 2005 Erich falleció a los 87 años. “El decía: “vine a este país por el mar durante la guerra y quisiera que cuando parta ustedes me depositen en el mar, así me reúno con mis compañeros muertos en combate”, cuenta Alfredo, su hijo; y lo cumplimos”.
Uno de tantos recuerdos felices de la pareja, en Va. Gral. Belgrano Matilde, ya viuda y poco antes de cumplir 100 años
Matilde logró sobreponerse de la pérdida, quizás gracias al recuerdo vivo de su amado Erich y de la maravillosa historia que juntos escribieron.
Con una salud envidiable, hace unos 7 años Matilde sobrevivió a un ACV del cual tuvo una recuperación asombrosa hasta para los médicos: ¡solo 5 días le tomó volver a su casa! De ese episodio quedaron algunas secuelas mínimas y también padece de problemas auditivos pero se encuentra muy bien ¡y hasta lee sin anteojos!
Matilde, quien es una de las personas más longevas de Córdoba y vecina de nuestra zona sur es, por sobre todo, una guerrera de la vida.