Rafael Casajus: Pasión por la filatelia

Uno de los más importantes coleccionistas de estampillas de Córdoba nos cuenta los secretos y curiosidades de esta actvidad

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Rafael habla de su pasión por coleccionar estampillas, un viaje a un mundo lleno de historias, culturas y una inevitable asociación con Nueve Reinas, la película argentina que gira en torno a unas muy cotizadas. Entonces queda flotando la pregunta: ¿Existen estampillas así de valiosas?

Lo primero que el coleccionista nos cuenta es que tiene 60 años y que descubrió su gusto por la filatelia a los 12, al hallar unas estampillas que habían pertenecido a su tío. Dice que esta actividad combina estudio, contactos con otros coleccionistas, organización y, sobre todo, paciencia. “La filatelia no es para impacientes”, asegura Rafael, el psicólogo que tiene la suerte de compartir con su esposa esta afición. Buscar, analizar y ubicar cada estampilla en un clasificador-ordenadas por países, temas, años y/o por número, dejando el espacio de las faltantes-, requiere de mucha paciencia y dedicación. Así, con esa actitud, Rafael ha logrado tener una colección de unas ¡3 millones de estampillas!

¿Qué determina el valor de una estampilla?


Volvemos a la pregunta del inicio derribando un mito: es muy poco probable toparse con estampillas tan caras como las Nueve Reinas que, además, existen solo en la ficción. Asimismo, es posible encontrar estampillas valiosas y por motivos hasta impensados.

“El valor de una estampilla no depende solamente de su antigüedad”, explica Rafael. Hay otros factores: la cantidad total impresa, la presencia de errores de ortografía, la falta de número facial y hasta la falsificación. Sí, existen coleccionistas que se dedican exclusivamente a estampillas falsificadas, habitualmente identificadas por la ausencia de filigrana (similar a la marca de agua en los billetes).

Las estampillas argentinas son muy buscadas y están entre las mejores del mundo por su calidad y dibujos, lo que las ubica en un podio junto con las francesas y las alemanas.

Existe además un valor de colección que no necesariamente acompaña al valor comercial. Y, sobre esta cuestión, Rafael es terminante: “A las difíciles no las cambio”.

¿Actividad en extinción?


Con cierta nostalgia, el coleccionista deja entrever en su relato la sensación de que la filatelia está desapareciendo y la mayoría de los coleccionistas son gente grande. Esto responde a varias cuestiones: el correo ya no las utiliza a menos que uno lo solicite (aunque es el lugar por excelencia para comprarlas); el coleccionismo exige tiempo y dinero; y cada vez existen menos clubes de filatelia. La posibilidad de que los más jóvenes se interesen por la actividad hoy depende de la transmisión de una generación a otra. Como filatelista y psicólogo, Rafael no duda en recomendarla: “La estampilla es del orden de lo simbólico – asegura -; es muy tranquilizante y pone las cosas en su lugar”. ¿Y si probamos?



Consultas:
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WhatssApp: 351 2321499

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